¿Sabías que el estilo de decoración nórdico hace más de diez años que aterrizó en nuestras casas? Y míralo hoy, sigue marcando tendencia como el primer día. ¿Cuál es el secreto de su éxito? Su propias características: claridad, materiales naturales y una atmósfera acogedora.
Pero veamos una a una las 10 características más importantes de la decoración nórdica…
1. Luz, luz y más luz
Es la razón de ser de este estilo: multiplicar la claridad a toda costa, porque en los países nórdicos toda luz es poca. Por lo que quedan terminantemente prohibidas las telas tupidas en cortinas. De hecho es habitual ver desnudas los ventanales de las casas de estos países. Los tonos oscuros en suelos, paredes y muebles, es decir, en superficies grandes, tampoco son habituales.
2. Blanco que te quiero blanco
No es de extrañar, entonces, que el blanco sea el color insignia del estilo nórdico. Presente en paredes, muebles, complementos e incluso en el suelo, se hace uso (y abuso) de él en su tono más cálido. Es habitual que convivan con él el beige y el gris.
3. ¡Más madera!
¿Qué sería del estilo nórdico sin la omnipresencia de la madera? No solo en suelos, paredes y muebles, sino también en todo tipo de complementos, desde portavelas hasta accesorios de mesa. Como ocurría con la paleta cromática, las variedades más habituales vuelven a ser las claras, como el haya o el abedul. Recordemos: todo va orientado a atraer la luz en casa y a crear espacios más acogedores y envolventes.
4. Muebles funcionales y sin artificios
En el mobiliario se impone la sencillez, las líneas rectas y depuradas, combinadas con suaves curvas y líneas orgánicas. De ahí que este estilo tenga puntos de conexión con el minimalismo. El objetivo es lograr un ambiente diáfano y espacioso, sin artificios innecesarios que rompan la armonía lograda. Lo práctico se impone a lo estético.
5. El arte de mezclar… y acertar
Aunque la madera suele ser el material estrella del estilo nórdico, es habitual combinarla con otros con el fin de crear un espacio más personal y vivido. ¿Por qué no incorporar toques de estilo industrial o algún mueble vintage?
6. Textiles 100% naturales
Lo natural se impone en el estilo nórdico, y los textiles no son una excepción. El lino, la lana y el algodón nunca faltan en las casas escandinavas, aunque también aparecen las pieles en plaids y cojines, sobre todo durante los meses de riguroso invierno. Lo importante es envolverse de texturas naturales, abrigadas y gustosas que nos hagan sentir a gusto. No es casualidad que el hygge (algo así como la fórmula de la felicidad) naciera en Dinamarca.
7. Con motivo(s)
Aunque las decoraciones nórdicas tienden a ser muy sobrias, nunca faltan los estampados para dar un toque alegre y atrevido. Los motivos geométricos, sobre todo los rombos y los rectángulos, se imponen. Combinados con colores poco saturados, como la gama de los pastel, es habitual encontrarlos en cojines, accesorios e incluso en paredes, como en este dormitorio infantil.
8. La naturaleza, en casa
Un leitmotiv en las decoraciones nórdicas son las referencias naturales y animales: desde ciervos en cuadros o en cabezas de peluche para decorar las paredes de la habitación de los peques hasta accesorios confeccionados con ramas, piñas… Y por supuesto no pueden faltar ni las plantas ni los ramos.
9. Detalles handmade
Al estilo nórdico le gusta la filosofía DIY. Un plaid de crochet, una manta de patchwork, mesas de madera recuperada, muebles restaurados, piezas decorativas hechas con troncos, amigurumis… Además, lo artesanal es tendencia.
10. Atmósfera vivida
Lo personal invade las casas nórdicas, creando ambientes más acogedores y vividos. No es de extrañar, teniendo en cuenta las horas que pasan en casa cuando el termómetro cae en picado. Fotos familiares o de viajes, una colección personal, una composición de láminas o cuadros… ¿Y lo que nunca puede faltar? ¡Velas! Regalan un plus de calidez y crean una atmósfera más envolvente y con un matiz mágico.
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